Salamandra nocturna

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martes, 1 de noviembre de 2011

Rapsodia Gourmet


Título original: Une gourmandise
Autor: Muriel Barbery
Año de nacimiento: 2000




"De pronto setní en la boca un estallido de guindilla y elementos impetuosos; los órganos ya no existen, ya no hay paladar, ni mejillas, ni mucosas: tan sólo la devastadora sensación de que se está librando una guerra telúrica en el interior de uno mismo"







Barbery nos muestra en esta su ópera prima los últimos momentos de la vida de un prestigioso crítico gastronómico a través de dos elementos que van alternándose capítulo a capítulo: Por una parte la búsqueda desaforada de un sabor, del recuerdo de un plato supremo que justificaría toda la vida y la obra del protagonista; por otro lado la visión que tienen del moribundo sus distintos allegados, que va desde el odio hasta la idolatría pasando por la dependencia, pero nunca llano y cálido cariño.

Se muestra ante nosotros a una persona orgullosa, exigente, virtuosa en su trabajo, tempestuosa en la amistad y el amor, radical en sus afectos y en sus decisiones y egocéntrica hasta tal punto que se diría que contempla el mundo como una mera prolongación de su dotado aparato digestivo y a las personas como menús que ha de degustar, deglutir, juzgar y (en la mayoría de sus casos) despedazar con su afilada crítica para después olvidarlos una vez hayan transitado lo más rápidamente posible por sus entrañas.

En los últimos momentos de su vida se adueña de él una sensación de vacío y sinsentido que intentará llenar con la búsqueda de un santo grial: el recuerdo de un sabor que no deja de rondarle pero que no consigue identificar. Como un deus ex machina hedonista, dicho sabor aparecerá en el último momento para salvarle. Un instante de placer que es capaz de justificar toda una vida, de perdonarlo todo.

Barbery utiliza pródigas descripciones, quizá demasiado cargadas o pedantes en ocasiones, pero también precisas y evocadoras. La verdad es que es casi imposible que me disgustara algo que mezcla dos de mis placeres favoritos: la lectura y la comida. Sin embargo, creo que Barbery escribe mejor sobre ideas filosóficas que sobre platos de alta cocina y me parece que esta obra está bastante por debajo de su más célebre "La elegancia del erizo", la cual, dicho sea de paso, es altamente recomendable.

"Comer no es la cuestión, tampoco vivir, sino saber por qué"


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