Salamandra nocturna

Salamandra nocturna

martes, 8 de mayo de 2012

1q84

Título original: 1q84

Año de nacimiento: 2010

Autor: Haruki Murakami


"Cuanto más nos esforzamos por convertirnos en seres perfectos y bondadosos, más aclara la Sombra su propósito de ser oscura, malvada y destructiva. Cuando las personas intentan superarse para ser perfectas, la Sombra desciende al infierno y se convierte en el Diablo. Ello se debe a que el hecho de que las personas se conviertan en algo superior o algo inferior a ellas mismas es igual de pecaminoso"





Excesivo. Es la mejor palabra que se me ocurre para definir este libro. De sus más de 1000 páginas se podría eliminar un tercio sin gran pérdida para el lector.

Me da la impresión de que Murakami hace cuentos con vocación de novela y novelas que no son más que cuentos estirados hasta la traslucidez. Y aun así, pese a este despliegue desmesurado de líneas, terminas de leerlo y (yo al menos) todavía no has captado del todo (con suerte) cuáles son exactamente las reglas del mundo que ha creado el autor, o el sentido oculto de la novela o qué se yo. Mucho menos esperes un final cómodo y cerrado. Entiendo que esto, esta escritura enigmática, etérea, gaseosa, es parte del encanto del autor, pero esta vez se ha pasado. 1q84 es una suerte de mundo paralelo en el que, mitad por accidente, mitad por destino, se han colado los protagonistas. En el viven unos seres cuasidivinos (o cuasidemoníacos) llamados little people, que están en perpetua batalla con otra "fuerza" cuya naturaleza nunca se determina en la novela. A partir de aquí el autor despliega un embrollo de conceptos (perceiver, receiver, mother, daughter) que queda explicado mal y a medias y que, sospecho, ni el propio Murakami ha terminado de comprender ni desarrollar.

Todo esto sirve de telón de fondo a, como no, una bonita historia de amor, aunque sembrada de muchos y muy trágicos sucesos. Violaciones, malos tratos, asesinatos y suicidios se suceden por la historia, aunque a mi me produjo bastante más desasosiego (y una mucho mejor impresión) Kafka en la orilla.

En definitiva, últimamente Murakami me está decepcionando. El mencionado Kafka en la orilla fue su segundo libro que leí y por ahora ningún otro ha conseguido acercársele. 1q84, aunque mejor que sus cuentos, no es, desde luego, la opera magna de Haruki Murakami.

La peste bucólica

Título original: La peste bucólica

Año de nacimiento: 2003

Autor: Alejandro Cuevas

"Es curioso -dice Ñ- que cuando hablamos de pulsaciones nos podamos estar refiriendo tanto a nuestro ritmo cardíaco como a la velocidad con la que derramamos nuestros pensamientos sobre un teclado. Escribir, por tanto, es hacerse un electrocardiograma sin el engorro de acudir a un hospital"






Encontré este libro por pura casualidad, en una de esas tardes ociosas que transcurren paseando las manos por los estantes de una librería. Fue una afortunada coincidencia, ya que descubrí a un autor nuevo para mi que, creo, tiene mucho que ofrecerme en el futuro.

La historia (o, mejor dicho, historias) transcurren en la siempre gris y siempre borrascosa ciudad Gómez, la cual no puedo evitar que me recuerde constantemente a la también bastante gris aunque menos lluviosa Valladolid natal del autor y putativa de un servidor.

En ciudad Gómez una terrible epidemia está haciendo que sus ciudadanos sientan, creen e incluso piensen por si mismos, terminando su agonía en una expiración de blancos lepidópteros. Ante tal atrocidad se decreta el aislamiento provisional para evitar la propagación de la epidemia y se prohíben los libros de poesía bajo pena capital. En medio de toda esta situación un novelista contratado por un millonario excéntrico para escribir relatos únicos se dedica a biografíar las peripecias del excéntrico empleado de una funeraria que tiene un plan para crear un ejército de descendientes modélicos, rectos y ordenados.

De una originalidad sorprendente, un humor desternillantemente diferente y una profundidad inesperada, esta novela destila inteligencia e ingenio en cada página. Una grata sorpresa, habrá que leer más libros de Alejandro Cuevas.

Signatura 400

Título original: Le cote 400
Año de nacimiento: 2011
Autora: Sophie Divry

"Una biblioteca es una cosa muy jerarquizada ... literatura francesa, historia: ahí tiene a la aristocracia, a la nobleza cortesana. En el mismo círculo tiene a los destronados de la filosofía y las religiones. Y luego a los marqueses de poca monta de las lenguas extranjeras. Un poco antes, los tonsurados de la sección de ciencias económicas y sociales, la nobleza de toga. Justo por debajo se pavonea la burguesía de las revistas y las gacetas, qeu siempre debate pero nunca actúa. Al lado, ciudadela inexpugnable, el bajo clero de la sección infantil. Y no hablemos de las zonas francas devueltas a los discos y los DVD, son unos advenedizos. Pero, más abajo aún, al final del todo, el proletariado, se lo digo yo, la sección de ciencias, geografía, informática, ocio, diccionarios y guías de viaje... ¿De qué sirvió guillotinar a Luis XVI si luego nos desprecian así?"


Estoy indignado. Como la protagonista de este libro y por el mismo motivo: la irracionalidad académica. No sé si sabrán que en el sistema adoptado para la clasificación de los libros en distintas temáticas se pasa de la signatura 300 (Ciencias sociales) a la 500 (ciencias exactas y naturales), dejando en la 400 una vacante que desafía toda lógica y todo orden racional.

Podrá parecer una tontería propia de un neurótico obsesivo (cosa que a veces soy), pero no soporto este tipo de cosas. La corriente eléctrica no va del polo positivo al negativo, me dan igual las convenciones que tuvieran los científicos antes del descubrimiento del electrón; las aves son reptiles por muy diferentes que nos parezcan y si no tienes una maldita categoría para rellenar tu clasificación decimal, dejas vacía la signatura 900 o la 000, no la 400.

Una vez dicho esto, he de decir que este pequeño librito lo disfrutarán todos aquellos que hayan fantaseado alguna vez con la idea de ser bibliotecarios (me vuelvo a confesar culpable) así como a los que no pueden callarse la boca y por todo protestan. Ambos se sentirán identificados con esta anónima monologuista obsesionada por el orden, amante de los libros y de las nucas, tímida desvergonzada y crítica implacable de la sociedad.