Salamandra nocturna

Salamandra nocturna

martes, 22 de febrero de 2011

Crónica del pájaro que da cuerda al mundo

Título original: ねじまき鳥クロニクル [Nejimaki-dori Kuronikuru]
Autor: Haruki Murakami
Año de nacimiento: 1994


"Era el chirrido de aquél pájaro, que sólo oían unas pocas personas especiales, lo que las guiaba hacia una ruina inevitable. Como había pensado siempre, el libre albedrío del hombre no existía. Las personas eran como muñecos a los que se les había dado cuerda por la espalda y puesto encima de la mesa, condenados a seguir un camino que no habían elegido, obligados a avanzar en una dirección. Casi todos los que habían oído el chirrido habían sufrido la ruina y la perdición. Muchos habían muerto. Habían caído por el borde de la mesa."


Está novela está escrita desde el otro lado del teléfono. Signifique esto donde signifique.

Mientras leo, no puedo evitar la sensación de que las páginas son una especie de auricular óptico que me comunica, a través de kilómetros y kilómetros de cables invisibles, con un mundo extraño poblado de voces indescifrables.

Lo mismo le ocurre al protagonista de la novela, Tooru Okada, que sin previo aviso ve su vida invadida por extraños sucesos y personajes que provienen del otro lado de la línea telefónica. Llamadas eróticas de una misteriosa mujer que afirma conocerlo, profecías acuáticas de dos hermanas con nombre de isla, terribles historias de una guerra pasada... Todo esto se va filtrando por los agujeros del auricular, como un líquido amniótico que poco a poco llena por completo el profundo pozo donde se encuentra Tooru. A medida que va goteando el sonido, su vida se torna más y más irreal, se confunde con un sueño, se puebla de espíritus con forma de hombre y de enigmas líquidos.


"Lo que nosotros vemos es sólo una pequeña parte del mundo. Damos por hecho que esto es el mundo, pero no es del todo cierto. El verdadero mundo está en un lugar más oscuro, más profundo, y en su mayor parte lo ocupan criaturas como las medusas. Dos terceras partes del planeta son océanos y lo que nosotros podemos ver con nuestros ojos no pasa de ser la superficie del mar, la piel. De lo que verdaderamente hay debajo casi no sabemos nada."


Pero, lo que realmente inquieta, es algo que se deja entrever en las profundidades del pozo. Una masa oscura, informe, nauseabunda. Una pequeña larva de tinieblas que podemos encontrar tras las gafas de Noboru Wataya, que se adueña de May Kasahara cuando va en motocicleta, que repta por la mente de las pacientes de Nutmeg Akasaka. Algo que es más terrorifico que presenciar un desuello humano, algo que se esconde en la sangre de un tigre fusilado, algo que no tiene nombre, o que tiene uno tan antiguo que el hombre ya lo ha olvidado.

Algo que solo podemos aproximarnos a calificar como Mal y que Haruki Murakami logra captar como nadie. En el fondo de un pozo siberiano iluminado diez segundos cada día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario